Adrián Quiroz Osorio, mejor conocido como “Zapote”, en su desesperada campaña política para que sea elegido como aspirante de Morena a la alcaldía de la ciudad Tizimín en Yucatán vandaliza bardas al estilo EZLN.
Prácticamente un “ejército” subversivo que sigue las órdenes de Zapote, cual líder delincuencial hacen y deshacen en una campaña de intimidación social, con la que emplean las siglas “EZLM”, como EJÉRCITO ZAPOTISTA DE LIBERACIÓN MUNICIPAL, que se ha convertido en un foco rojo de preocupación para los habitantes.
En los extensos campos ganaderos de Tizimín, Yucatán, la revuelta por la precandidatura de Morena para la presidencia municipal ha adquirido tintes sombríos, dejando tras de sí una estela de inquietud que trasciende las fronteras locales para enraizarse a nivel nacional.
En el epicentro de esta tormenta política se halla Carlos Adrián Quiroz Osorio, alias «Zapote», cuya insaciable ambición lo impulsa a desplegar tácticas radicales para autopromocionarse.
En este inquietante escenario político, la campaña de Morena en Tizimín se transforma en un mensaje subversivo que resuena más allá de las fronteras de Yucatán. La democracia se enfrenta a la oscura amenaza de la intimidación, y los pilares que alguna vez fueron fundamentales, como la seguridad y la participación ciudadana, titubean en el escenario político nacional.
La estrategia de intimidación, encarnada en las pintadas amenazadoras que proclaman un «territorio subversivo» liderado por Adrián Quiroz, ha sembrado el miedo entre los habitantes de Tizimín. Estos, conmocionados por el horror que las acciones del aspirante han desencadenado, claman por la intervención enérgica de las autoridades.
El historial de Quiroz Osorio como ex-priista, participando en actos corruptos junto al alcalde Mario González, le abrió las puertas de Morena, un nuevo terreno donde su codicia busca ocultarse bajo el disfraz de la legitimidad política. Sin embargo, en lugar de transitar el sendero ético de la competencia democrática, ha optado por un camino oscuro marcado por la propaganda subversiva, grafitis no autorizados en propiedades ajenas y mensajes que destilan amenazas, emulando el estilo de movimientos radicales y subversivos.
Los líderes de Morena en Tizimín han alzado la voz, exigiendo a los aspirantes que abandonen prácticas que parecen más estrategias de movimientos subversivos que tácticas políticas. La tensión política desatada por las acciones de algunos miembros del partido se convierte en una sombra que se cierne no solo sobre la comunidad yucateca, sino que resuena en otras regiones del país.
En lugares como Guerrero, donde las alianzas entre políticos y grupos subversivos son moneda corriente, estas prácticas son habituales, transformando las elecciones en un escenario de intimidación y amenazas hacia la población. No obstante, la irrupción de esta táctica en Yucatán, un bastión reconocido por su seguridad y participación ciudadana ejemplar en cada elección, representa un cambio drástico en el mapa político nacional.
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